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Holgazanear creativamente ¿eso existe?

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Son las 8 de la mañana, estoy sentada en pijama tomando un té y mirando por la ventana. Tengo una pila de trabajo impresionante: correos que responder, libros que escribir,  manuales que actualizar y avisos por mandar. Además de eso debo ponerme a estudiar para diferentes clases y limpiar mi casa. Me digo que debería terminar el capítulo que tengo pendiente, pero sigo sentada, ahora viendo mis plantas pensando en que ya tengo que trasplantar tres de ellas.

 

Othala, mi perrita, buscó un espacio donde da un rayo de sol y duerme plácidamente, así que me voy con ella y con toda mi “flojera” del día de hoy. Ahora tengo una nueva perspectiva de la ventana y veo más el cielo que las demás casas. Desbloqueo mi celular, abro el navegador y busco algo que tenía pendiente desde hace meses pero que “no había tenido tiempo” de investigar. Leo atentamente y me quedo pensativa, reflexionando sobre cosas que me vienen a la cabeza. Genero dudas y abro más pestañas buscando cosas nuevas relacionadas con la primera o a veces sin ninguna conexión aparente.

Levanto la cabeza sin dejar de preguntarme cosas y a la derecha está mi altar a los antepasados, a los Dioses y Espíritus con los que trabajo en el Chamanismo. Hablo con ellos, les doy gracias por este momento, por todo lo maravilloso que tengo en la vida y por las advertencias que me mandan para ponerme alerta y aprender nuevas cosas. Les pido consejo, ayuda para sanar mis asignaturas pendientes y entonces nuevamente saltan frases, palabras, ‘caídasdeveinte’. Es curioso, pero nunca he planeado mi vida. Planeo mis días, soy muy organizada en ese sentido, pero nunca he tenido un objetivo o una meta que siga con firmeza. Voy caminando sobre la marcha, usando lo que tengo y generando lo que necesito, disfrutando a cada momento la alegría intensa y el dolor fulminante. Soy consciente de todo eso. Nunca dije “quiero tener un hijo” o “quiero casarme”, nunca pensé en que haría lo que hago hoy en día, simplemente una cosa ha llevado a la otra y fluyo con la corriente del universo.

Sigo divagando y entonces el celular suena, o algo sencillo a mi alrededor me devuelve al plano físico y decido dejar atrás el tibio calor de la mañana y bañarme para ponerme en marcha para esta nueva jornada.

Holgazanear Creativamente ¿Eso existe?

Decidí compartirles esta experiencia porque, si bien no es frecuente, es muy importante que entendamos que todos nuestros planos (físico, mental, emocional y espiritual) necesitan un descanso de vez en cuando. Y no un descanso como el de los días festivos o fines de semana en los que más bien nos distraemos de la rutina para hacer cosas diferentes, dormir o ponernos al corriente en otras áreas que dejamos de lado por el ajetreo diario. Sino un descanso en el sentido de callar nuestra propia voz y las de alrededor, para permitirnos hablar desde el interior.

A menudo estamos tan llenos de estímulos visuales, sonoros, intelectuales o emocionales que no nos permitimos escuchar nuestra propia voz ¿y sabes qué? Ella tiene mucho que decirnos. También opina sobre lo que nos sucede, también está molesta o agradecida, también tiene ganas de sentarse a leer un rato ese libro que no hemos tocado en semanas o de ir al parque grande a pasear a los perritos.

A esta experiencia yo la llamo “holgazanear creativamente”, porque de estos espacios sin tiempo salen respuestas a cuestionamientos profundos, ignorados, salen señales claras de hacia dónde debemos dirigirnos, quién nos puede ayudar o qué vamos a hacer los siguientes seis meses.  Claro que si lo vemos desde el punto de vista de la economía consumista, estamos desperdiciando tiempo que vale dinero. Pero si lo interpretamos desde la visión productiva, quince minutos así pueden rendir muchos más frutos que sentados actualizando la página web.

Todos tenemos infinidad de cosas por hacer todos los días, regularmente me levanto a las 7:30 de la mañana y me acuesto entre 11 y 12 de la noche porque solamente así me da tiempo para que la jornada me rinda un poco más. Escribo, tengo abiertas 7 pestañas en internet, hago la comida, riego las plantas, voy al banco, doy una terapia y paso al super de regreso y así tengo listas de pendientes por toda la casa. Pero he aprendido que no pasa nada si un día comienzo a trabajar un poco más tarde, o si no tiendo mi cama, con tal de que esa pausa sea creativa y me alimente con los nutrientes que en ese momento necesito, sea cuáles sean.

 

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